La apnea del sueño es un trastorno que produce interrupciones momentáneas de la respiración mientras una persona duerme.
Esta patología influye negativamente en la calidad del sueño de quien la padece, pero también de quienes están alrededor del afectado.
Y es que uno de los síntomas más significativos y molestos de la apnea son los ronquidos.
Por suerte, hablamos de un trastorno del sueño que tiene solución.
En este artículo, te contamos qué ocurre con las personas que sufren síndrome de apneas e hipopneas durante el sueño (SAHS).
La diferencia entre ambas es que la primera implica el cierre total de las vías respiratorias, mientras que la hipopnea es parcial.
¿Qué es la apnea del sueño?
El SAHS se clasifica principalmente en dos tipos:
Apnea obstructiva del sueño
Conocida por sus siglas, SAOS o AOS, es la tipología más común dentro de este tipo de desorden.
La persona con apnea nocturna experimenta repetidas pausas en su respiración de una duración mínima de 10 segundos mientras está durmiendo.
Esto sucede porque las vías respiratorias se estrechan o se bloquean completamente, impidiendo que llegue la suficiente cantidad de aire a los pulmones.
Es por ello que el escaso oxígeno que consigue penetrar lo hace con dificultad y la persona ronca.
Cuando los pulmones no reciben el aire que necesitan y baja la concentración de oxígeno, inconscientemente, la persona interrumpe el sueño para despejar las vías.
El intento súbito de respirar originará, como consecuencia, un sonido similar al que hace alguien cuando se atraganta.
Las fases del sueño van cambiando mientras dormimos, y estos episodios suceden generalmente en las etapas más profundas.
La respiración vuelve a la normalidad cuando el sueño es más ligero.
De esta manera, el ciclo respiratorio se mantiene hasta que se produzca el siguiente episodio de apnea.
Apnea del sueño central
En este caso, el origen del trastorno se encuentra en el cerebro, que no envía las órdenes necesarias a los músculos para respirar.
Por tanto, no es fruto de una obstrucción en las vías.
Este tipo de apnea respiratoria suelen experimentarla personas con enfermedades como fallos cardíacos, tumores o infecciones cerebrales.
¿A quién afecta este trastorno del sueño?
De acuerdo con el Consenso Nacional sobre el SAHS, se trata de una enfermedad del sueño frecuente.
Afecta a una parte importante de la población: entre el 4-6% de hombres y entre el 2-4% de mujeres de edad media y a casi 2 millones de personas en España.
Como explica la doctora Patricia Bratos, especialista en ortodoncia, a medida que la persona va cumpliendo años, la presencia de la apnea puede hacerse más patente, aunque sí que existe la apnea infantil.
Es por ello que, en mayores de 65 años, este trastorno alcanza a un 25% de la población.
Por otra parte, la apnea en bebés y niños es menos frecuente, perjudicando a un porcentaje menor que oscila entre el 1 y el 3%.
Aun así, existe una variante conocida como la apnea del recién nacido, en cuyo caso sería conveniente consultarlo con un pediatra.
Cómo diagnosticar la apnea del sueño
Hasta ahora, únicamente existía una forma de diagnosticar la apnea: realizando un estudio del sueño en centros médicos especializados.
La prueba más fiable tiene el nombre de polisomnografía nocturna y consiste en registrar distintas variables para conocer la calidad del sueño.
El paciente puede optar también por someterse a otros estudios simplificados, como la poligrafía respiratoria.
La relación entre la salud dental y la apnea
Recientes estudios han cambiado el modo en que la apnea puede ser diagnosticada.
Actualmente, el dentista puede ser el primer filtro que detecte un trastorno del sueño en uno de sus pacientes.
Uno de estos informes, publicado en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine, exponía la relación entre el desgaste dental y la AOS.
Tras analizar el sueño de 30 pacientes, se encontró una asociación estadísticamente significativa entre la gravedad de la apnea y el desgaste de sus piezas.
Pero esta no es la única prueba de que el estado de los dientes puede ser una herramienta para identificar a pacientes en riesgo de tener trastornos del sueño.
Un segundo estudio de la revista Journal of Oral Rehabilitation de 2019 corrobora esta relación entre la apnea y la salud bucal.
Pero el desgaste dental no solo está asociado con esta enfermedad del sueño, sino también con la sequedad oral (xerostomía) y el bruxismo.
Principales síntomas de la apnea
Los trastornos del sueño generan una mala calidad en el descanso y puede llegar a perjudicar seriamente nuestra vida.
De hecho, la AOS se considera en muchas ocasiones un trastorno crónico.
La doctora Bratos explica que, además de los característicos ronquidos, la apnea presenta una serie de síntomas que originan los problemas de sueño:
- Despertarse con cansancio por la mañana.
- Despertarse durante la noche con sensación de ahogo.
- Experimentar somnolencia durante el día.
- Sentir mal humor e irritabilidad.
- Dormirse con facilidad en periodos de inactividad.
- Tener dolores de cabeza frecuentes.
- Falta de concentración.
- Pérdida de memoria.
Factores de riesgo para desarrollar SAHS
Como ya hemos mencionado, la apnea del sueño tiene su origen en la obstrucción de las vías respiratorias.
A su vez, este bloqueo puede estar causado por una lengua o amígdalas grandes, el excesivo tejido graso en la garganta o en la relajación de los músculos de la boca.
La Asociación Dental Americana (ADA) incide en que, aunque la apnea puede experimentarse en cualquier edad, los hombres tienen más predisposición a padecerla.
Otros de los factores de riesgo más habituales son:
Sobrepeso y obesidad.
- Historial familiar de apnea del sueño.
- Anomalías en las vías respiratorias: tabique desviado, alergias…
- Dormir boca arriba.
- Ingesta de alcohol y uso de medicamentos para dormir que relajan los músculos de la boca.
- Consumo de tabaco.
- Sedentarismo.
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